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Explorando Lisboa

Introducción

Lisboa, la capital de Portugal, es una ciudad rica en historia, cultura y bellezas naturales. Ofrece una mezcla espléndida de barrios tradicionales, parques, monumentos históricos y una vibrante vida contemporánea. Además, la región que la rodea está llena de encantadores pueblos y paisajes espectaculares. En esta bitácora, relataré mis diez días explorando Lisboa y sus alrededores, brindando una experiencia completa y detallada de este destino fascinante.

Día 1: Explorando el Barrio de Alfama

Empecé mi aventura en Lisboa con una visita al barrio de Alfama, el barrio más antiguo de la ciudad. Este barrio de calles estrechas y empedradas, casitas coloridas y miradores, ofrece el encanto de la Lisboa tradicional. Comencé mi paseo en el Mirador de Santa Luzia, que ofrece vistas panorámicas del Tajo y los tejados rojos de Alfama.

De allí, visité la Catedral de Sé, una iglesia que se remonta al siglo XII y que ha sobrevivido varias reconstrucciones. Caminando por las estrechas calles, llegué al Castillo de San Jorge, una fortaleza con vistas inigualables de la ciudad.

Al mediodía, disfruté de un almuerzo en uno de los muchos restaurantes de fado, donde me deleité con bacalao a la brasa mientras escuchaba la música tradicional portuguesa. La noche la finalicé en el Mirador de Graça, donde contemplé el atardecer sobre Lisboa con una copa de vino en mano.

Día 2: Belém, Iconos Históricos

El segundo día lo dediqué al barrio de Belém, famoso por sus monumentos históricos. Mi primera parada fue la Torre de Belém, una fortificación del siglo XVI que servía de punto de partida para los navegantes. Luego fui al cercano Monumento a los Descubrimientos, que celebra la era de los descubrimientos marítimos de Portugal.

No podía dejar Belém sin visitar el Monasterio de los Jerónimos, un impresionante ejemplo del estilo manuelino que alberga las tumbas de Vasco da Gama y el poeta Luís de Camões. Después, disfruté de un café y los famosos pasteles de Belém en la Antiga Confeitaria de Belém.

La tarde la pasé en el Museo Nacional de Coches, que exhibe una notable colección de carruajes reales. Para acabar el día, cené junto al río Tajo, disfrutando de la vista del Puente 25 de Abril iluminado.

Día 3: Chiado y Barrio Alto

El tercer día fue para explorar el Chiado y Bairro Alto, dos barrios emblemáticos de Lisboa. Empecé en el elevador de Santa Justa, una obra maestra del hierro que ofrece vistas impresionantes de la ciudad. Luego me dirigí hacia el Convento do Carmo, cuyas ruinas góticas son testimonio del devastador terremoto de 1755.

Chiado es conocido por sus elegantes tiendas y cafés literarios, así que me detuve en A Brasileira, un café frecuentado por el poeta Fernando Pessoa. Aproveché para pasear por la Rua Garrett, observando las tiendas de moda y librerías.

En Bairro Alto, las calles dan vida al otro lado de la ciudad, con sus bares y restaurantes vibrando de energía. Cenando en uno de los restaurantes del Bairro Alto, disfruté de pulpo a la portuguesa y vino verde local. La noche se alargó en los animados bares de la zona, donde la música fado se mezclaba con ritmos modernos.

Día 4: Parque das Nações y Oceanario

Para el cuarto día, decidí explorar una cara más moderna de Lisboa en el Parque das Nações. Este barrio fue revitalizado para la Expo 98 y ofrece una variedad de atracciones contemporáneas. Mi primera parada fue el Oceanario de Lisboa, uno de los mayores acuarios del mundo, donde quedé impresionado por la diversidad marine y la enorme tanque central que alberga especies de todo el planeta.

Después, paseé por el Pavilhão do Conhecimento, un museo interactivo de ciencia y tecnología que es divertido tanto para adultos como para niños. Almorcé en uno de los cafés frente al río Tajo, disfrutando de sushi y vistas del puente Vasco da Gama, el puente más largo de Europa.

La tarde la pasé recorriendo el Centro Comercial Vasco da Gama y el Teleférico de Lisboa, que ofrece vistas aéreas del parque y el río. La jornada la cerré con una cena en uno de los restaurantes del centro comercial, degustando mariscos frescos.

Día 5: Excursión a Sintra

El quinto día fue para descubrir la magia de Sintra, un encantador pueblo a 40 minutos en tren desde Lisboa. Mi primera parada fue el Palacio de Pena, un colorido palacio de cuento de hadas situado en las colinas de Sintra. La arquitectura romántica y las vistas desde sus jardines son simplemente impresionantes.

Después, visité el Palacio Nacional de Sintra, con sus características chimeneas y suntuosos interiores. Caminando por el centro histórico, llegué a la Quinta da Regaleira, una finca que parece sacada de un sueño esotérico con sus jardines simbólicos y el Pozo Iniciático.

Almorcé en un restaurante local, saboreando una cataplana de mariscos. En la tarde, exploré el Castillo de los Moros, una fortificación medieval con vistas panorámicas de la región. Regresé a Lisboa justo a tiempo para una cena ligera en el barrio de Alfama.

Día 6: Cascais y Estoril

El sexto día lo dediqué a la costa, visitando las elegantes localidades de Cascais y Estoril. Tomé el tren desde Lisboa hasta Cascais, una encantadora ciudad costera conocida por sus playas y su puerto deportivo. Empecé mi día caminando por el paseo marítimo y luego visité la Boca do Inferno, una espectacular formación rocosa donde las olas chocan dramáticamente contra los acantilados.

Almorcé en uno de los restaurantes de la marina, disfrutando de pescado fresco y vino blanco. Por la tarde, fui a Estoril, conocido por su casino y sus elegantes hoteles. Me relajé en la playa de Tamariz y di un paseo por los jardines del Casino de Estoril, disfrutando de la atmósfera lujosa.

Regresé a Lisboa al anochecer y cené en un elegante restaurante del barrio de Príncipe Real, conocido por su vida nocturna y sus opciones gastronómicas de alta calidad.

Día 7: Barrio de Belém y sus Jardines

Aún quedaban aspectos de Belém por descubrir, así que regresé allí el séptimo día para explorar sus jardines y parques. Comencé en los Jardines de Belém, un amplio espacio verde perfecto para pasear y relajarse. Luego visité el Jardín Botánico Tropical, hogar de una variedad de plantas exóticas y árboles frondosos.

Posteriormente, caminé hasta el Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT), una moderna estructura a orillas del Tajo que alberga exposiciones temporales e interactivas. Almorcé en el café del museo, que ofrece vistas al río.

Por la tarde, navegué en un barco turístico desde la Marina de Belém, disfrutando de una perspectiva única de los monumentos históricos desde la tranquilidad del agua. La jornada la cerré con una suculenta cena en un restaurante especializado en mariscos en la Doca de Santo Amaro.

Día 8: Museo del Azulejo y LX Factory

El octavo día fue una mezcla de historia y modernidad. Empecé por el Museo Nacional del Azulejo, que relata la historia de los azulejos portugueses desde el siglo XV hasta la actualidad. El museo está ubicado en un antiguo convento con un hermoso claustro.

Luego, me dirigí a LX Factory, una antigua zona industrial transformada en un vibrante espacio creativo con tiendas, restaurantes, y estudios de arte. Almorcé en un restaurante de hamburguesas gourmet y exploré las tiendas de diseño y moda alternativa.

Por la tarde, disfruté de una visita guiada de la librería Ler Devagar, una de las más impresionantes de Europa, situada en un antiguo taller de imprenta. La noche terminó con una cena en uno de los restaurantes con terrazas, disfrutando de la atmósfera bohemia del lugar.

Día 9: Excursión a Óbidos y Nazaré

El noveno día emprendí una excursión a Óbidos y Nazaré. Óbidos es un encantador pueblo medieval amurallado. Paseé por sus calles empedradas, visitando sus tiendas de artesanía y probando la famosa ginginha, un licor de cereza servido en copas de chocolate.

Después de explorar el castillo y los pintorescos rincones de Óbidos, me dirigí a Nazaré, una ciudad costera conocida por sus gigantescas olas. Almorcé en un restaurante frente al mar, disfrutando de pescado a la parrilla y vino verde. En la tarde, subí en el funicular hasta el mirador del Sitio, que ofrece vistas espectaculares de la costa.

Aproveché para caminar por la playa y observar a los surfistas desafiar las olas gigantes. Regresé a Lisboa por la noche, con maravillosos recuerdos de esta excursión.

Día 10: Rincón Cultural y Despedida

El último día en Lisboa lo dediqué a explorar más de su rica vida cultural. Comencé en la Fundación Calouste Gulbenkian, que alberga una impresionante colección de arte clásico y contemporáneo. Los jardines de la fundación también son un oasis de paz en la ciudad.

Luego, visité el Museo Nacional de Arte Antiguo, con su colección de arte portugués y europeo, incluyendo la famosa pintura «Las Tentaciones de San Antonio» de Bosch. Almorcé en el restaurante del museo, disfrutando de una última mirada a la belleza artística de Lisboa.

Por la tarde, compré algunos recuerdos en el Mercado de Ribeira y disfruté de un último paseo por el Bairro Alto y Chiado. La noche la cerré con una cena de despedida en un restaurante con vistas al río Tajo, reflexionando sobre los diez días maravillosos que pasé explorando Lisboa y sus alrededores.

Resumen

Estos diez días en Lisboa fueron un viaje inolvidable a través de su rica historia, vibrante cultura y paisajes impresionantes. Desde los barrios históricos de Alfama y Belém hasta los modernos Parques das Nações y LX Factory, y las bellas excursiones a Sintra, Cascais, Estoril, Óbidos y Nazaré, cada día trajo nuevas experiencias y descubrimientos. Lisboa es una ciudad que encapsula el alma de Portugal, y mi visita aquí ha dejado recuerdos que atesoraré por siempre.

Referencias

  1. Mirador de Santa Luzia
  2. Castillo de San Jorge
  3. Monasterio de los Jerónimos
  4. Oceanario de Lisboa
  5. Palacio de Pena
  6. Museo Nacional del Azulejo