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5 días en Zaragoza

Zaragoza, ciudad inmortal

Zaragoza, ciudad histórica y capital de la región de Aragón, España, ofrece una fascinante combinación de patrimonio cultural, arte y una vibrante escena contemporánea. Al recorrerla, uno puede sumergirse en siglos de historia, desde la antigüedad romana hasta la arquitectura vanguardista del siglo XXI. Los alrededores de Zaragoza no son menos impresionantes, con una rica variedad de paisajes y sitios históricos. En esta bitácora, relataré mis cinco días explorando tanto la ciudad como sus encantadores alrededores, proporcionando una inmersión completa en esta joya aragonesa.

Día 1: Explorando el Casco Histórico

Comencé mi viaje en Zaragoza explorando el casco histórico, el corazón palpitante de la ciudad. Mi primera parada fue la Basílica del Pilar, un imponente templo barroco que domina la Plaza del Pilar. Adentrarme en la basílica me permitió apreciar sus impresionantes frescos de Goya y la icónica Virgen del Pilar, objeto de devoción para muchos.

Al salir, crucé la plaza para visitar La Seo, la Catedral del Salvador. Esta catedral es un testimonio impresionante de la evolución arquitectónica de la ciudad, combinando estilos románico, gótico, mudéjar y barroco. Me quedé maravillado con la exquisita decoración de sus interiores y especialmente por el magnífico retablo mayor.

Después de tanta historia, decidí relajarme con un paseo por el Puente de Piedra, que ofrece espectaculares vistas del río Ebro y la ciudad. Terminé el día con una cena en El Tubo, una red de callejuelas repletas de bares de tapas donde saboreé especialidades locales como las migas aragonesas y el ternasco.

Día 2: Museos de Zaragoza

El segundo día lo dediqué a los museos de Zaragoza. Comencé en el Museo Pablo Gargallo, ubicado en el renacentista Palacio de los Condes de Argillo. Las esculturas de Gargallo, especialmente sus retratos y caballos de bronce, dejaron una profunda impresión en mí.

De allí, fui al Museo de Zaragoza, que alberga una colección que va desde la prehistoria hasta el arte moderno. Pasé horas explorando las salas, destacando la sección de arte romano con mosaicos y esculturas y la galería Goya, que muestra obras de este célebre pintor zaragozano.

Al mediodía, disfruté de un almuerzo en el Parque Grande José Antonio Labordeta, un vasto espacio verde perfecto para descansar y reponer energías. La tarde la dediqué al CaixaForum Zaragoza, donde pude disfrutar de una exposición temporal de arte contemporáneo y de las dinámicas actividades interactivas del espacio.

Día 3: Zaragoza Contemporánea

Para mi tercer día, decidí explorar la Zaragoza moderna. Mi primera parada fue la Expo 2008, una vasta área que ahora es un ejemplo de revitalización urbana. Comencé en el Pabellón Puente, una obra de arte arquitectónica diseñada por Zaha Hadid que combina diseño futurista con funcionalidad.

Luego visité la Torre del Agua, cuya impresionante estructura acristalada alberga exposiciones temporales y ofrece vistas panorámicas de la ciudad. Paseé por el Parque del Agua Luis Buñuel, un oasis urbano con áreas recreativas, jardines temáticos y lagos artificiales.

Para el almuerzo, me dirigí a Puerto Venecia, un enorme complejo comercial y de ocio con numerosas opciones gastronómicas. Por la tarde, exploré el Acuario de Zaragoza, el más grande de agua dulce en Europa. Fue fascinante ver la diversidad de especies y aprender sobre los distintos ecosistemas fluviales del planeta.

Día 4: Excursión a los alrededores – Monasterio de Piedra

El cuarto día lo dediqué a una excursión a los alrededores de Zaragoza. Mi destino fue el Monasterio de Piedra, situado a unas dos horas en coche. Este antiguo monasterio cisterciense es famoso por sus jardines paisajísticos y cascadas. El paseo por el parque natural me llevó por senderos verdes, cuevas y sobre puentes de madera que cruzan riachuelos cristalinos.

La estrella del parque es sin duda la Cascada de la Caprichosa, donde me quedé embelesado por la belleza y la serenidad del lugar. Después de recorrer el monasterio y sus dependencias, disfruté de un almuerzo en el restaurante del sitio, deleitándome con platos tradicionales aragoneses.

El viaje de regreso a Zaragoza fue relajante, con el paisaje rural de Aragón desplegándose en todo su esplendor. Llegué a la ciudad justo a tiempo para una cena ligera y un paseo nocturno por las iluminadas calles del centro.

Día 5: Descubriendo Rincones Ocultos

El último día en Zaragoza lo dediqué a explorar aquellos rincones ocultos que a menudo pasan desapercibidos. Comencé por el Museo del Fuego y de los Bomberos, un curioso espacio que relata la historia del servicio de bomberos de la ciudad y expone vehículos y equipamientos antiguos.

Después, visité el Patio de la Infanta, una joya renacentista que hoy forma parte de la sede central de Ibercaja. El exquisito patio de columnas es un refugio de tranquilidad y belleza histórica.

Al mediodía, me encontré en el Mercado Central, donde degusté algunas tapas frescas en un entorno animado repleto de aromas y sabores locales. La tarde la pasé en el barrio de San Pablo, conocido como «El Gancho». Este barrio multicultural ofrece una mezcla de antiguos palacios, iglesias mudéjares y arte urbano contemporáneo que captura el vibrante espíritu de Zaragoza.

Concluí mi visita con una cena en un restaurante que ofrecía una vista panorámica del Ebro y la Basílica del Pilar, reflexionando sobre los maravillosos cinco días vividos en esta fascinante región.

Resumen

Mis cinco días en Zaragoza fueron una mezcla emocionante de exploración histórica, arte, modernidad y belleza natural. Desde las monumentales catedrales y museos hasta los alrededores rurales llenos de encanto y el vibrante arte contemporáneo, cada día ofreció una nueva perspectiva de esta increíble ciudad y su entorno. Zaragoza es un destino que ofrece algo para todos, y mi experiencia allí fue inolvidable.

Referencias

  1. Basílica del Pilar
  2. La Seo – Catedral del Salvador
  3. Museo Pablo Gargallo
  4. Museo de Zaragoza
  5. Monasterio de Piedra
  6. Mercado Central de Zaragoza